Las circunstancias sociales y económicas que se han dado durante mucho tiempo en nuestra tierra, Extremadura, principalmente en el último medio siglo pasado, donde un parte de su población tuvo que salir de sus pueblos y ciudades por motivos de trabajo o de estudios, hace imprescindible, desde nuestro punto de vista, este acercamiento a poetas, que nacidos en ella, han realizado la mayor parte de su trabajo literario alejados de sus raíces.
Muchos de los poetas reseñados son lo suficientemente conocidos y leídos, tanto dentro como fuera de nuestra Comunidad Autónoma, como para que aquí en estas páginas sean solamente una referencia de unos hombres y mujeres que aunque han ejercido o ejercen su trabajo en otras latitudes, siguen muy ligados a través de sus obras a su tierra de origen. Otros, principalmente por su juventud, son menos conocidos dentro de Extremadura, por lo que nuestra pretensión con esta, a modo de Antología o Guía de poetas extremeños del exterior, es complementar los trabajos que desde el interior se han venido publicando, teniendo, por lo tanto y a partir de ahora, un más amplio panorama literario de nuestra tierra extremeña, en su conjunto.
Para conocimiento del lector curioso, señalar que el tema de las Antologías no ha tenido mucha repercusión en nuestra tierra y que hasta hace no muchos años, pocas obras de este género se conocían publicadas en ella. La primera recopilación poética de posguerra que nosotros conocemos es: Extremadura canta. Poetas extremeños del siglo XX (1), antología de poesía local, en la que se recogen hasta un total de noventa y seis escritores, primando más la cantidad que la calidad de los mismos, por lo tanto y en su conjunto, creemos que una oportunidad fallida. Como prueba de lo anteriormente dicho y dentro del máximo respeto que como es lógico todo trabajo y todo escritor nos merece, es que pocos de los antologados alcanzarán renombre en tiempos venideros. Habrá que esperar hasta 1968 para ver publicada la segunda compilación, a cargo de Miguel Muñoz de San Pedro, titulada: Antología poética de Cáceres (2), que como el mismo título indica, es una obra de tema cacereño, cuyo principal motivo es la exaltación de la Virgen de la Montaña, patrona de la ciudad de la Alta Extremadura. Mucho más interesante es la modesta recopilación elaborada por jóvenes poetas y dirigida por un escritor tan singular, tan controvertido, tan valioso como olvidado, Jesús Alviz Arroyo, y que lleva por título: Poemas, 1978. (3)
El primer trabajo importante sobre jóvenes poetas extremeños del momento, muchos de los cuales alcanzarán a ser hombres importantes en el mundo de las Letras españolas y desde luego en las extremeñas, será publicado también en el año 1977, en Badajoz: Poesía extremeña actual (primera parte), prologado por el poeta de mayor relevancia del momento de la Baja Extremadura, Manuel Pacheco (junto a Luis Álvarez Lencero y Jesús Delgado Valhondo formarían la famosa “Tríada”) y que como el mismo título indica tendría una segunda y hasta una tercera parte los años 1978 y 1979. (4)
Los aires nuevos que llegan a Extremadura con la proclamación como Comunidad Autónoma y el afán de darle unas señas de identidad, hacen que este tipo de trabajos tengan su momento de auge y sea la propia Editorial Regional de Extremadura, es decir la editora oficial, la que se encargue de su publicación. Así tenemos que en 1984 aparece: Abierto al aire. (Antología consultada de poetas extremeños (1971-1984), de los autores Ángel Campos Pámpano y Álvaro Valverde (nombrado este último director de la misma, a la muerte de Fernando Pérez González) (5) y en 1985 un nuevo libro de las mismas características del anterior, pero esta vez sobre narrativa, cuyo título: Alquimia. (Antología consultada de nuevos y novísimos narradores extremeños), del escritor Moisés Cayetano Rosado (6), también nombrado recientemente para el cargo de Director del Centro de Estudios Extremeños. El último libro por nosotros conocido sobre esta materia viene de la mano del profesor Miguel Ángel Lama, uno de los hombres que más han trabajado en los últimos tiempos en el resurgir de las letras extremeñas. Su título: Diez años de poesía en Extremadura (1985-1994) (7), es un ambicioso y bien cuidado trabajo, magníficamente presentado (no podía ser de otra manera), al que esperamos sigan otros con igual fortuna.
La Historia de la Literatura española está llena de antologías poéticas, fundamentalmente a lo que el siglo XX se refiere, centrándose su publicación principalmente, con valiosas e interesantes excepciones de provincias, en la capital de España, Madrid, donde durante muchos años se concentraba la actividad editorial española y adonde acudían jóvenes de todos los rincones nacionales buscando una oportunidad de publicar, o cuando menos, a través de las numerosas tertulias literarias que por entonces existían y en las que intervenían los más prestigiosos escritores del momento, poder granjearse la amistad de alguno de estos grandes maestros, solicitar su ayuda o protección, y con ello, poder ganar en oportunidades y prestigio, sabedores todos ellos que la poesía, ella sola, no era el medio de ganarse el sustento y resolver los problemas económicos que la vida de la gran ciudad acarreaban.
Tal era el desbordante ambiente cultural de mediados del siglo pasado y tantas las revistas literarias, periódicos con suplementos culturales, etc., que se publicaban en Madrid, que la escritora y poeta Fanny Rubio señala en uno de sus estudios: “Sólo Madrid supera con sus revistas literarias el número conjunto de varias regiones españolas”.
Para hacer una breve introducción a este trabajo, antes de comenzar con el que realmente nos interesa, queremos traer la opinión autorizada de uno de los mejores conocedores sobre este tema, Emili Bayo, cuyo trabajo, imprescindible, lleva por título: La poesía española en sus antologías (1939-1980) (8). Al hablar sobre Madrid y del importante papel desarrollado durante muchos años en las publicaciones literarias, nos dice: “Desde esta ciudad, por lo tanto, resultaba mucho más sencillo disponer de la mejor información literaria posible, gracias a la gran cantidad de periódicos referidos al mundo de la literatura, tanto de información y creación general, es el caso de Escorial, Cuadernos de Literatura Contemporánea, Vértice, La Estafeta Literaria, Ínsula, Cuadernos Hispanoamericanos, Índice –como exclusivamente poéticos: Garcilaso, Acanto, El Pájaro de Paja, Agora y Poesía Española– , entre muchas otras. Para el escritor, resultaba también de enorme atractivo la creciente amplitud editorial que ofrecía la capital del estado; oferta que se traducía en una abundantísima cantidad de colecciones, total o principalmente poéticas: “Adonais”, “Agora”, “Aguaribay”, “Alfar”, “Alforja para la poesía”, “Antonio Machado”, “Arbolé”, “Cuadernos de Poesía”, “La Encina y el Mar”, “Lazarillo”, “Leopoldo Panero”, “Más Allá”, “Neblí”, “Orfeo”, “El Pájaro Cascabel”, “Poesía Actual”, “Saco Roto”, “Trece de Nieve”, “Visor”, “Voz del Viento”, etc.
En estas condiciones, Madrid como centro de convergencia de innumerables poetas de todas las precedencias, era el lugar idóneo para la publicación de obras colectivas, cuyos propósitos, a menudo, no solían ser otros que probar fortuna literaria y dar a conocer a sus autores.
De esta forma, en Madrid no sólo se publicó gran parte de la producción poética del país, sino también la mayoría de las antologías colectivas de la poesía española. A pesar de ello, no se generó una poesía de identidad local al estilo de las frecuentes antologías de poesía andaluza, canaria o valenciana. Por ello, los florilegios que aparecen en Madrid serán obras ambiciosas, de un alcance estatal –ya vistas en apartados anteriores– o, por el contrario, quedarán en recopilaciones intrascendentes, faltas de ambición y, generalmente, exentas de la menor calidad”. (9)
Quisiéramos, no obstante recoger las sabias palabras de un hombre como D. Antonio Rodríguez-Moñino, al que le debemos la recuperación de tantos poetas españoles (principalmente de los siglos XVI y XVII), y que nos previene sobre las Antologías: “…Porque, naturalmente, la Antología es la colección de textos significativos sobre los cuales construye luego su narración y su crítica la Historia Literaria; ésta explica a aquélla del mismo modo que aquélla justifica a ésta. Una y otra tienen entre sí dependiente y armónico complemento.
Pero acaso sea esto llevar la cosa demasiado lejos y extremar las posibilidades de perfección. Las antologías son siempre selecciones y nunca fuentes de conocimiento completo. Tienen –o deben tener– la flor y nata de la producción literaria, pero en modo alguno podemos considerarlas como bibliotecas. Son puntos de arranque y no metas. Aromas, perfume de unas creaciones estéticas y nada más. En cierto modo, biberones literarios para estómagos aún débiles. Estímulos para un conocimiento, no conocimiento pleno.
Lo malo, lo verdaderamente infortunado es que hay infinito número de personas que creen conocer la literatura por haber repasado uno de estos pedagógicos compendios y por haber leído, página tras página, las de un florilegio o crestomatía. Es mucho más frecuente de lo que a primera vista pudiera parecer tal equivocación.
La Historia de la Literatura y la Antología son unos instrumentos de conocimiento limitadísimos; una introducción ligera, pero nada más. El que de veras desee ahondar en el estudio ha de realizar una labor personal, ingrata y dura, de años y esfuerzo; y, sobre todo, ha de contar con un caudal de lecturas, directas y variadas, enorme” (10).
Nos daríamos por satisfechos si nuestro trabajo sirviera para que los extremeños, todos, sintieran la curiosidad de acercarse a nuestros poetas y disfrutaran, como nosotros hemos disfrutado, de tan bella como excelente poesía.
Ricardo Hernández Megías.
Notas:
(1) Ediciones Alcántara. Cáceres, 1955.
(2) Madrid, 1968.
(3) Jesús Alviz Arroyo. Cáceres, 1977.
(4) Editorial Esquina Viva. Badajoz, 1977, 1978 y 1979.
(5) Editora Regional de Extremadura. Mérida, 1984.
(6) Editora Regional de Extremadura. Mérida, 1985.
(7) Excmo. Ayuntamiento de Cáceres. Col. de Poesías “Ciudad de Cáceres” 1995.
(8) Universitat de Lleida. Pagés Editors. (Tomos I y II). Lleida, 1994.
(9) La poesía española en sus Antologías, páginas 235-236.
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