"Priego, una recuperación histórica
a través de la fotografía"
Ricardo Hernández Megías
Arturo Culebras Mayordomo
Sábado, 14 de Julio de 2018
Centro Cultural "Diego Jesús Jiménez"
Priego (Cuenca)
Presentación del acto de izquierda a derecha: Fco. Javier Parrilla, Arturo Culebras, Miguel Ángel Valero y Ricardo Hernández |
Presenta el Acto:
Ilmo. Sr. Miguel Ángel Valero Tévar
(Director Centro Asociado UNED Cuenca)
El libro que presentamos hoy es una verdadera maravilla, por eso lo primero que tengo que hacer es daros las gracias a ambos. Gracias porque con la lectura de Priego, recuperación histórica a través de la fotografía, he aprendido muchísimo sobre la localidad y sobre sus gentes. Es un libro completísimo de 445 páginas con una abultada bibliografía y que será de obligada consulta para todo aquel que quiera investigar sobre Priego y su comarca.
Estamos muy habituados a ver libros de las diversas localidades que hacen una recopilación de fotografías antiguas con la idea de recuperar parte de la historia de su pueblo. Es un esfuerzo loable, pero la mayoría de esos libros se limitan a efectuar un compendio de imágenes, con, en ocasiones, alguna explicación de las mismas, pero nada más. En este libro, los autores han usado la excusa de las fotografías, tanto antiguas como modernas, para armar un libro potente, serio científico y ameno.
Fco. Javier Parrilla, Diputado Provincial, se dirige a los asistentes |
De este modo, en la primera parte de esta monografía, realizan de manera magistral un detallado estudio histórico de la localidad, efectuando un tremendo vaciado bibliográfico y archivístico, para hilvanar la Historia de una villa, que fue cabeza del condado de Priego y, por lo tanto, de gran relevancia geoestratégica. Los autores han rastreado por diversos archivos y bibliotecas, consiguiendo extraer documentos que aportasen datos fiables para su investigación, la mayoría de ellos inéditos hasta ahora.
Analizan de manera minuciosa los hechos y personajes vinculados a la historia del pueblo sobre todo a partir de la Edad Media y las etapas sucesivas.
De manera paralela, escudriñan en los diversos edificios del pueblo, o fuera del pueblo como la Casa de los Condes de Priego en Cuenca, aportando absolutamente todos los datos referentes a su historia, su edilicia, su evolución, e incluso todas las obras artísticas que en su interior se albergan o albergaron.
Nos cuentan en esta primera parte la Historia de un pueblo, aquella que se relaciona con los denominados “grandes hechos”.
Pero, comienza a partir de la página 85, por tanto conformando el cuerpo más abultado del libro. Una segunda parte, que para mí, y va a quedar raro que diga esto un arqueólogo que investiga fundamentalmente sobre el mundo y romano. Decía que para mí, esta segunda parte nos introduce en la historia con mayúsculas, la verdadera Historia de un pueblo que no se encuentra relacionada con nobles alcurnias, ni con triunfantes batallas, o con épicas gestas, más bien, la Historia de un pueblo, hemos de localizarla en la devenir de sus gentes. Gentes corrientes y molientes.
Se dice que recordar es igual que vivir dos veces. Con la lectura de este libro he descubierto que mirar hacia detrás en el tiempo, es despertar con nostalgia en ocasiones, y otras con dolor, los sentimientos y sensaciones que creíamos olvidados, pero que irremediablemente forman parte de nosotros. Rememorar lo sucedido, es conmemorar épocas pasadas, enriqueciendo con ello nuestro presente y aportando la experiencia vivida por otros.
La segunda parte del libro, en la que se habla del mimbre, de la alfarería, ese motor económico del pueblo de antaño y que hoy en día sobrevive gracias a cuatro magníficos artistas. Que habla de los gancheros, de la agricultura, de las fiestas, de los toros, de la gastronomía, etc. Esta segunda parte es un compendio de modos y modas, de maneras y comportamientos familiares, filiares y sociales, que a lo largo de los últimos años se han desarrollado en Priego.
La vida es la suma de momentos, como la historia es la sucesión de eventos. Por eso la biografía de Priego es el compendio de las vidas e historias particulares de sus gentes, de todas, personas corrientes y molientes, que apegadas a este suelo, cuajaron su identidad como pueblo.
Paisanos con nombre y apellidos, conocidos y a veces llamados por sus apodos o motes - y que siempre contestaron-. Son personas anónimas, que hasta ahora, no aparecían en los libros de Historia, pero que son historia: cultivadores de la rutina que se han tocado, han sentido y que han convivido, dejándonos una herencia de valor incalculable, recuperada por esta monografía.
El libro nos muestra brillantemente que en esos años, el tiempo y el denominado desarrollo, ha cambiado un mundo de costumbres y maneras de vivir, en el cual habían estado inmersos los hombres y mujeres de Priego del siglo XX, así como sus antecesores.
Los autores nos cuentan cómo los pricenses tuvieron que vender sus muías y aprender a conducir los nuevos vehículos a motor, cómo dejaron de realizar los cultivos de siempre abandonado las huertas, porque ya no eran rentables, cómo los cantares en los tajos se callaron para siempre, porque ya un aparato les daba la música hecha. Cómo olvidaron su habla, porque aquellas palabras que usaban, se perdían al mismo tiempo que dejaban de utilizarse los objetos a los que daban su nombre.
A las viejas costumbres hemos de ayudarlas continuamente, ya que el tiempo las engulle dejándolas en el olvido.
Por eso, este libro ha sabido captar perfectamente que la verdadera razón de la existencia se encuentra en lo cotidiano, en la autenticidad de las pequeñas cosas. Imágenes, que silenciosas dicen más de mil palabras nos hablan de aconteceres antiguos, de viejos tiempos, de tradiciones impertérritas que en ocasiones se pierden entre el silencio y la sombra, y que casi nadie recuerda porque la amnesia se aviva, si uno quiere olvidarse. Pero este libro, precisamente, evitará esto.
Imágenes, que reflejan los modos y maneras de vivir de los pricenses a lo largo del siglo XX. Imágenes, que representan una época en que las faltas eran más que las sobras, aquellos años del tener o no tener, cuando las haciendas se medían por pares de muías, y las mozas eran merecidas según los pedazos que tenías sus padres. Donde no cabían medias tintas entre los pretendientes: o se era de medio pelo o se era pelagatos.
Las imágenes de este libro nos muestran las mocedades de nuestros abuelos y padres, cuando en la escuela, siempre separados en sección femenina y sección masculina, se aprendían las cuatro reglas porque no daba tiempo a más, y ya de bien pequeños eran sacados del colegio porque tenían que ayudar a la escuálida economía familiar. Y la cosa era peor aún para los que no tenían posibles, en el campo andaban sus primeros pasos: escardando, segando, acarreando, buscando collejas o rebuscando aceituna. Escasos caprichos tuvieron, solo necesidades e ilusiones.
Las niñas jugando con muñecas de trapo cosidas por las madres. Los niños haciendo lo propio, la mayoría con juguetes de madera tallados por los padres en la oscuridad de noche y al calor de la lumbre, y otros comprados con mucho esfuerzo.
La merienda, si la había, era a base de sopanvino o un cacho de pan con pepino. Leyendo el libro he comprobado cómo no había pan duro en aquella época, cuando los pucheros en la lumbre daban ocasión para soplar la cuchara, y si no, que no faltara tocino fresco en el frosquil, que el gorrino, siempre raquítico de pemiles, era el único agarradero que alegraba la alacena de matazón en matazón.
Ahora, a rancio nos saben los viajes para errar las muías a las fraguas, como a la de Moisés, así como aquellas noches en que se escuchaba el parte en la radio mondando rosa, o se hacía pleita en la cocinilla los días de temporal, o se desgranaba judías en la puerta de la casa ayudados por los vecinos.
Entreleyendo el libro, se aprecia como los autores hacen un sutil homenaje a la mujer, que desde que amanecía empezaba a trabajar para tenerlo todo previsto: comidas, casa, corral, amasar el pan para llevarlo a cocer a alguno de los hornos. Además tenía que ayudar en el rastrojo, en el campo de mimbre, hacer los vencejos para atar los haces, acarrear el agua en botijos o cántaros desde las diversas fuentes a su casa, etc.
Con gran frecuencia se habla de la mujer trabajadora de hoy en día, pero las de antaño no lo eran menos, mujeres acartonadas, envejecidas antes de tiempo por los esfuerzos realizados, tanto en el campo, como para sacar adelante a la numerosa prole. Y siempre con una sonrisa en la boca. Estas mujeres sí que eran dignas de un verdadero homenaje.
Lo leído y visto en las imágenes del libro, parecen historias de mentideros, donde nunca hubo un viejo flojo ni cobarde; y pasto de conversaciones de abuelos de pura cepa sobre guerras y posguerras, sobre la mili o las faenas, tan duras como ellos.
Los textos y las fotos permiten ver como Priego fue evolucionando. Permiten ver como después de los tiempos que he descrito, vinieron otros tiempos de patria, justicia y afortunadamente de más pan.
Los tajos de segadores se cambiaron por cosechadoras, el arado tradicional fue sustituido por tractores, y los adobes de las viejas casas, se reemplazaron por hondos cimientos y altas paredes realizadas con rejolas en las viviendas nuevas.
Las vidas de los pricenses se llenaron de cocinas de butano, de neveras y de váteres, y los cantos de las calles quedaron bajo el alquitrán, y sobre él rularon flamantes coches y motos. También, desgraciadamente como indica el libro, muchos pricenses tuvieron que mudar los hatos cogiendo el Coche de Línea que iba a Huete, para después coger el tren que les llevarían a Madrid, Valencia o Barcelona, emigrando como golondrinas a buscar veranos mejores.
Luego vinieron la electricidad, la telefonía, el agua corriente, el alcantarillado y la educación y sanidad para todos. Y con la tele llegaron los toros y el fútbol a diario, los estudiantes que se iban a la capital a prepararse en la Universidad y los pensionistas sacaban los atrasos con los viajes del imserso y sus bailes, y aunque el reuma acuciaba, en esos días, ni a éste, ni al colesterol, estaban ni se les esperaba.
Este maravilloso libro es obra de estos geniales autores, pero también es obra de todos y cada uno de los que han colaborado con la monografía, aportando sus fotos, sus anécdotas o sus experiencias.
Termino dando de nuevo las gracias a Ricardo y Arturo por su trabajo y les paso la palabra para que nos ilustren con lo que deseen, anécdotas de la recopilación, curiosidades, etc.
Gracias
Miguel Ángel Valero Tevar
Intervención de Ricardo Hernández Megías
Estimados convecinos; respetables autoridades municipales: quisiéramos finalizar este acto agradeciendo al Excmo. Ayuntamiento de Priego las facilidades que nos han dado para la cesión de este magnífico local; a don Miguel Ángel Valero, Director del Centro Asociado UNED de Cuenca, quien sensible a nuestra propuesta, no ha dudado un momento en entregar su tiempo para presentar este libro, así como agradecer al respetable público su presencia en esta calurosa tarde de verano.
Hoy publicamos un libro, que ya de por sí es una noticia que debe congratularnos en estos momentos de sequedad cultural en nuestro entorno. Pero no es un libro cualquiera. Vamos a llamarlo singular, toda vez que es un trabajo en el que han participado, además de los autores que figuran en la portada, muchos de los vecinos del pueblo, aportando documentos fotográficos guardados con todo cariño durante años en los cajones de los armarios.
Quisiéramos declarar, antes de comenzar realmente su presentación, que nadie podrá dudar del cariño y la implicación en la sociedad civil de este pueblo de los dos autores, aunque no seamos nacidos en Priego. Uno no es de donde nace, sino de donde pace, dice el refrán castellano, aunque nosotros le añadiríamos que uno es de donde quiere ser y Arturo, nacido en un pueblo cercano, es un hombre que ha venido trabajando durante años en la publicación de textos relativos a la Historia de esta ciudad, y quien les habla, hace ya más de 20 años que enamorado de su entorno y de sus gentes, tiene su casa y sus afectos en esta hermosa villa.
Hace ahora tres años, los dos autores de esta nueva entrega literaria, que ya habíamos realizado alguna que otra intromisión sobre la Historia de Priego, decidimos ponernos a trabajar en un nuevo libro que recogiera los recuerdos de tantos pricenses, hoy ya desgraciadamente en el recuerdo, pero también de todos aquellos que ahora disfrutamos y convivimos en la ciudad, en estos nuevos y preocupantes tiempos para nuestra convivencia. Nuestro deseo, de principios, era solamente recoger testimonios fotográficos y así comenzamos nuestro trabajo, siempre apoyados por los vecinos, que nos fueron facilitando fotografías memorables, de gran contenido social y humano. Naturalmente, una vez que tuvimos maquetadas las primeras galeradas, nos dimos cuenta de que aún siendo importantes las aportaciones humanas de nuestro pueblo -de eso no hay dudas, el libro quedaba “cojo” al faltarle el aliento de otras sensibilidades tan importantes como los testimonios fotográficos.
Al pasear diariamente por sus calles y sus plazas, por sus campos, por las riberas de sus ríos, al contemplar las piedras de sus casonas o de sus monumentos, al estudiar el significado de los escudos de sus fachadas o al escuchar los ecos de su Historia o de sus leyendas y, sobre todo, al disfrutar de la belleza incomparable de su entorno, cada uno de estos elementos nos fueron reclamando a voces un hueco entre las páginas de un libro, que se convirtió desde ese momento en un documento de reafirmación histórica, que es como hemos querido llamarle desde entonces.
Esta nueva visión del trabajo, sumado al estudio documental sobre su pasado, nos fue llevando a hacernos preguntas tan elementales sobre nuestra ciudad como: ¿qué fue y qué es hoy la ciudad de Priego después de siglos de Historia? ¿Desde cuándo tenemos noticias de la misma? ¿Cuándo fue conquistada por los ejércitos cristianos? ¿Quiénes fueron los primeros señores de Priego y por qué llegaron a serlo? ¿Por qué se transformó en un condado y quiénes fueron y quién es actualmente el conde de Priego en estos nuevos tiempos en que han sido abolidos los señoríos? ¿Cuáles era los pingües beneficios que repercutían favorablemente en estos señoríos feudales, y cuáles los problemas que sufrían los ciudadanos después de pagar fuertes impuestos? ¿Qué queda de aquellos tiempos de tan amplia descompensación social, política y, naturalmente, económica? ¿Cuáles son los restos monumentales que quedan en el pueblo después de un pasado tan virulento? ¿Qué industrias de importancia ha tenido y tiene en estos momentos Priego? Y lo más importante, a nuestro parecer: ¿qué futuro le espera a nuestra ciudad en un mundo tan competitivo y antisocial, sin ningún tipo de defensas políticas, sociales y económicas por parte de los ciudadanos de Priego?....
Como verán, muchas y ambiciosas son las preguntas que nos hemos hecho y, seguramente, o porque nos las hay o porque las desconocemos, pocas son las respuestas que humildemente hemos encontrado, intentando justificar algunos de los capítulos del trabajo que hoy presentamos, sin perder en ningún momento la línea maestra de nuestra primera idea de recuperación fotográfica.
En el comienzo de nuestro trabajo hacemos un estudio sociológico de los problemas que aherrojaron a los pueblos y ciudades españolas, principalmente a partir de las dos guerras mundiales que cambiaron para siempre, no sólo las fronteras de muchos países con la desaparición de imperios, sino, lo más importante, con la equiparación y luchas sin tregua de fuerzas sociales, políticas y económicas que cambiaron para siempre el pulso social entre los dos grandes factores hasta esos momentos imperantes: el poder de los grandes propietarios del dinero y el poder social de los pueblos que lucharon para alcanzar un grado de libertad nunca conocido hasta esos momentos. Si a ello añadimos los avances de la industria sobre una sociedad eminentemente agrícola, tendremos un triste cuadro al aguafuerte de los problemas que ahora padecen cientos de pueblos sin más futuro que la emigración de sus hombres más jóvenes, tan necesarios por otra parte para cualquier intento de recuperación de los mismos. Ello llevaría consigo el olvido de oficios y costumbres centenarias y, lo que es más triste para nuestras sociedades rurales, la pérdida de nuestras costumbres, de nuestras tradiciones consuetudinarias, el olvido de nuestros pueblos y de sus gentes… de sus muertos…
El hombre y el árbol pertenecen a la tierra donde nacen. Si se les trasplantan, aunque vivan en mejores condiciones, ya no serán los mismos. Esa es la triste realidad de la emigración que viene vaciando los pueblos de España buscando sus hombres en las ciudades una quimera que en muchos casos no encontrarán.
Hemos de declararles que durante más de dos años hemos peinado los Archivos nacionales (Archivo Histórico Nacional, A. H. N. Sección Nobleza instalado en el Hospital de Tavera (Toledo), Archivo de la Real Academia de la Historia, Archivo General de Simancas, Archivo Municipal de Cuenca, Archivo Municipal de Huete, Archivo Arzobispal de Cuenca, y los archivos de aquellas otras poblaciones donde sabíamos se guardan documentos que conciernen a nuestra ciudad, pero que desgraciadamente no hemos encontrado, hasta el momento, noticias relevantes, dándose la amarga circunstancia de que los pueblos que constituyen o constituyeron el señorío o el condado de Priego, no conservan ningún tipo de documentación al respecto.
Pero aún así, creemos que hemos recopilado los suficientes datos como para darles a ustedes la satisfacción de poder llegar a noticias y hechos hasta estos momentos en el olvido, como el lector podrá ir comprobando con su lectura.
Queremos señalar que el prólogo que en un principio deseábamos poner al frente de nuestro trabajo, en el que iban unas palabras del entonces alcalde, fue modificado una vez que los nuevos tiempos políticos nos llevaron a elecciones municipales, con cambio de alcalde y de partido político. No queriendo por nuestra parte tomar inmiscuirnos en temas políticos en este humilde trabajo de investigación, y queriendo homenajear a todos los primeros ediles de los que tenemos recuerdo en nuestro querido pueblo de Priego, entre los que se encuentra, naturalmente, el alcalde saliente, hemos decidido cambiar el prólogo ya escrito, por una galería de los alcaldes del pueblo, desde la II República hasta la actualidad, que se encuentran colgados en el salón de plenos del Excmo. Ayuntamiento de Priego.
Nuestro trabajo se centra principalmente, acompañado de hermosas fotografías, algunas de ellas cedidas por fotógrafos profesionales, en el estudio y descripción de todos y cada uno de los edificios principales que forman el conjunto artístico de Priego, entre los que destacan el torreón de la casa fuerte de origen morisco que todavía se yergue orgulloso a la entrada del pueblo, la casa palacio de los condes de Priego, la iglesia parroquial y los tres conventos que en su término se levantan, las derruidas ermitas del Cerro de San Pedro, las casonas de la plaza denominada de los condes de Priego, los escudos medievales que adornan las fachadas de algunas casas principales (no todos), el edificio del Hospital del Niño Jesús, el puente de Aliende y los ribazos del río Escabas, el estudio de las sendas o calzadas romanas que en su día atravesaron nuestros suelos y de las que quedan algunos importantes restos, la importancia que en el pueblo tuvo la Inquisición señalado de forma expresa en la piedra angular del arco de la Puerta de Molina con el símbolo de los jesuitas, o como nos lo señalan algunos escudos de Familiares de Santo Oficio, o lo más importante y digno de rescatarse antes de que desaparezca para siempre, el escudo de la Sede principal de los jesuitas de la Calle Franca, etc., con la peculiaridad de que en todos ellos va un estudio pormenorizado y riguroso de su devenir histórico.
Tan importante como el estudio de su riqueza monumental, es el estudio de su sociedad civil, con sus fiestas patronales, la adoración al Santo Cristo de la Caridad (cuyo autor es José Salvador Camona, no su hermano Manuel, como hemos leido en algunos otros trabajos, que era un magnífico grabador), o las de la Patrona la Virgen de la Torre, la afortunadamente recuperada Semana Santa, la recuperación de las tradicionales fiestas de los gancheros o de los alfareros, las Candelas, la importancia de sus antiguas bodegas, hoy día arruinadas o abandonadas, etc.
En una ciudad en poder de los condes de Priego durando quinientos años, siglos XIII al XVIII), el estudio de su poder omnímodo, de sus privilegios, de sus luchas o de sus aportaciones a la Historia de la ciudad debe ser conocida por quienes vivimos entre sus muros, aunque solo sea para conocer las diferencias entre dos sociedades tan lejanas en el tiempo y en los derechos de los ciudadanos. Para ello hemos hecho un estudio, con la ayuda del archivo del actual conde de Priego, don Rafael Castellano Barón, quien generosamente los puso a nuestra disposición, de todos y cada uno de los señores y condes de Priego, con sus poderes y aportaciones a nuestra ciudad.
Como nos llevaría muchos tiempo hablar de la importancia de las industrias del mimbre, de la cerámica o del tejido de las mantas en nuestro pueblo, les remitimos al contenido del libro, donde damos amplias cuenta de su esplendor y decadencia, hasta casi su desaparición en nuestros días.
Si queremos, como agradecimiento a los antiguos pastores que nos ayudaron a señalarlas, denunciarles el trabajo de recuperación de las antiguas fuentes y abrevaderos que rodeaban (y rodean hoy día semi abandonadas) al pueblo y que sirvieron de ayuda para el mantenimiento del pastoreo que entre los años 50 a los 70 del pasado siglo sirvió como ayuda para sobrevivir en momentos de grave crisis económica.
Para finalizar, decirles que nuestro trabajo está concebido como un esfuerzo complementario a otros magníficos y eruditos trabajos que se ha realizado sobre Priego o sobre algunos de los edificios más representativos de nuestra ciudad, como son los realizados sobre el Monasterio de San Miguel de la Victoria, o sobre el Convento de El Rosal, y NUNCA, y volvemos a decir NUNCA, como un trabajo aislado o con deseos de polémica. Para ello, hemos leído cuantos documentos se han escrito sobre nuestra ciudad, como podrá ver el lector en la amplia bibliografía que acompaña al final del libro y hemos intentado, desde nuestra perspectiva corregir algunos informes erróneos que en nada afectan al conjunto de la Historia de Priego.
Muchas gracias por su atención.
Ricardo Hernández Megías
Video realizado para la presentación del libro
Nuestro agradecimiento a la web "Alcarria es más" que se hizo eco de nuestra presentación y lo puso en conocimiento de los alcarreños. Gracias Mónica por tu crónica.
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