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CAMINOS DE SOPETRÁN EN LA TRADICIÓN MARIANA

CAMINOS DE SOPETRÁN EN LA
TRADICIÓN MARIANA


Pedro Lahorascala
Actas del II Congreso Internacional de Caminería Hispánica. Tomo II, pp. 625-632

En el valle de Solanillos, provincia de Guadalajara, que riega el río Badiel, afluente del Henares y éste, a su vez, del Tajo, están asentados Ermita y Monasterio de Sopetrán, Virgen aparecida en una higuera al infante moro Aly Maymon en el siglo XI. Lugar distante media legua de Hita, una de Torija, siete de Sigüenza, tres de Guadalajara, siete de Alcalá de Henares, veintitrés de Toledo, doce de Madrid, "valle no de lágrimas ni tristeza, sino de gozo, alegría y felicidad que fue santificado con la presencia de María Santísima, Madre de Dios y abogada de los
hombres, Reyna de Cielos y tierra", según comienza la, dedicada a la Excelentísima Señora Duquesa del Infantado, su Patrona, compuesta antes por el R.P.M. Fr. Basilio de Arce, su Abad y su Hijo, y ahora nuevamente añadido por el Rmo. P. Fr. Antonio de Heredia, Abad del Real Convento de N. S. de Montferrate de Madrid, y General que fue de la misma Orden (de N. P. S. Benito), publicado con privilegio en Madrid, en la Imprenta de Bernardo de Hervada, año 1676. Este lugar, que ya traía de más antiguo (hay citas, al menos, del siglo V, que remontan a su vez a un más anterior Humberto Hispalense) culto religioso, tiene su asiento en pleno Camino Real de Navarra y Aragón y en un brazo alternativo de la calzada romana de Caesaraugusta a Mérida, que a una legua suya pasa, en un tramo (Titulcia, Compluto, Segontia) de confluencia de cuatro vías principales que radiaban la Península, según se aprecia en la lectura de "Vías de Comunicación Romanas de la Provincia de Guadalajara" de Juan Manuel Abascal Palazón,

a donde fue servida baxar la Madre de Dios
Historia del Illmo. Monasterio de
Nr0 S0 de Sopetrán.

ENCRUCIJADA DE CAMINOS

Abascal Palazón entiende el curso del Badiel como posible lugar de paso natural, incluso proto-histórico, como curso paralelo al Henares; posible variante de la vía Emérita-Caesaraugusta entre el tramo Arriaca (cercanías de la actual Guadalajara) y Caesada (cercanías de Espinosa de Henares), o que se desviara por aquí uno de sus ramales saliendo al llano por Almadrones, lugar de hallazgo de una magnífica inscripción romana. Por aquí luego ha sido paso de ganado de la Mesta, en el que la ermita está sobre una de las cañadas o cordeles que comunican Extremadura con Soria, con descansadero de unas 1.400 hectáreas en Sigüenza, distante, recordemos, siete leguas. Aún hoy, por aquí pasa la carretera de Soria, que ha venido siendo una de las rutas preferidas por Madrid para su comunicación, por Logroño, con Pamplona y Navarra.

DESTINO: ROMA.

Pero la tradición mariana tiene otros caminos. Los de la fe, siempre apoyada por la necesidad o por las calamidades y el milagro. En este caso, la luz en la higuera; la aparición de la Virgen María con tan resplandeciente luz que ciega y da con el moro en tierra. El infante Aly Maymon, hijo del rey moro de Toledo, que vuelve de una gran batalla contra cristianos y trae gran cantidad de cautivos, asolando la comarca a su paso, sufre un milagro parecido al de Saulo en el camino de Damasco, y tras ser bautizado con el agua de una fuente que allí mana, por las propias manos de la Virgen Santísima, es mandado ir a Roma, cuyo viaje de ida y vuelta, visita al Papa y otros pormenores se relata paso a paso en el libro citado de fray Antonio de Heredia. En él se dice que el infante moro tomó el nombre de Petram o Petra, que a su vez da nombre al lugar o viceversa, pues bien pudiera derivarse de la vecina Hita: hito, mojón de piedra, la Petram romana, imagen exactísima de este cerro cónico en la llanura alcarreña, y en donde ya existía tradición eremítica de tiempos anteriores.

Dieciséis años más vivió Aly Maymon, pero se dice que jamás abandonó el lugar. Pero sí acaece un suceso lejano que originará a finales del siglo XIV un camino principal: el de Jarandilla de la Vera, distante 49 leguas.

DE JARANDILLA A SOPETRÁN.

Es Jarandilla una villa extremeña, prácticamente en el centro geográfico de la cacereña comarca de la Vera de Plasencia, que por un cercano puerto de montaña, el de Piornal, se comunica por Tornavacas con la Meseta Superior castellano-leonesa; al sur, por el Campo de Arañuelo, con la toledana Oropesa, cuyos condes tenían el Señorío de Jarandilla, y cuyo camino de la Vera, vía romana de servicio en el eje este-oeste de la península, paralela y tributaria de la calzada Emérita-Caesaraugusta, por Toledo, es hoy carretera comarcal Alcorcón-Plasencia, cortando en Candeleda y Arenas de San Pedro, de Avila, otras vías romanas y de la Mesta, comunicando con Guadalajara y el valle de Solanillos, por alguno de estos puntos, Sopetrán. Este camino de la Vera, que viene mencionado en el "Libro de la Montería", del siglo XIV (recuérdese, cuando ocurren los sucesos de Jarandilla, que dan pie a recorrer este camino o la variante que sea), Manuel Criado de Val, en su "Teoría de Castilla la Nueva", de la Editorial Gredos, Madrid, 1960, lo señala como posible vía romana, secundaria o de servicio o de transporte, desde Plasencia a Lanzahíta, corriendo por una franja del Guadarrama a Salamanca con final en la estación de Caesada, de la Augusta Emérita-Caesaraugusta; de la que Sopetrán distará apenas un par de leguas, como mucho. Por otra parte, en la Hoja M-30: Madrid, que comprende los conventos Caesaraugusta y Clunia, de la "Tabula Imperii Romani", de la Unión Académica Internacional (Comité Español), impresa en el Instituto Geográfico Español, Madrid, 1993, se recogen datos de Carlos Fernández Casado ("Puentes") sobre sendos puentes romanos, de la época imperial, en Madrigal de la Vera y en Villanueva de la Vera, así como un castro indígena romanizado en esta última; igual que en Candeleda (Avila). Pueblos en el camino de la Vera, entre Jarandilla y Lanzahíta, distantes entre sí diez kilómetros el uno del otro.

Queda bastante bien perfilado este camino y su viabilidad para que el jumento lo siguiera, así como para justificar, si ello fuera posible, la ausencia de datos geográficos o de lugares; ya que parece razonable que de haberse bajado, por cualquiera de los cruces a la calzada de Augusta Emérita-Caesaraugusta, no hubiera dejado de impresionar al comisionado que acompañaba al cirio votivo alguna de las mansiones de
la parte central: Titulcia o, al menos, Complutum; quizá Arriaca. Ya que, abrevar y descansar, no se haría en despoblado. Dicho todo esto con todas las reservas y como especulación. Este camino, según la tradición recogida, se hizo en doce días, sin mención de lugares de parada, sin
referencias geográficas que permita dilucidar cuál fuera el camino seguido: si toda la vera del río Tiétar, aguas arriba y la falda sur de la cordillera central, por donde dicho camino de la Vera discurre, o si, por algún punto, bien de Jarandilla a Navalmoral de la Mata y Oropesa derechamente, a cuyos condes pertenecía la villa verata, al respecto, bien por Arenas de San Pedro a Talavera de la Reina y Toledo, cuya calzada está buenamente conocida en la actualidad.

Historia del Monasterio de Ntra. Sra. de Sopetrán

EL CAMINO DE LA VERA

Es el caso que, según las crónicas de fray Antonio de Heredia, en 1374 sufrió el Obispado de Plasencia, su territorio, una langosta general de que se seguía gran detrimento de los frutos de la tierra. Y cita olivos, castaños, naranjos, limones, viñas, en las que señala particularmente el daño. Langosta y gusano.

En el viaje que realizó Antonio Ponz en la segunda mitad del siglo XVIII, de cuya edición facsimilar del tomo de Extremadura (VIII) editado en su tiempo por la imprenta de Ibarra, D. Joaquín Ibarra, impresor de Corte de S M., Madrid, MDCCLXXXIV, segunda edición (la primera lo fue, en la misma imprenta, en 1778), recogió, desde el Monasterio de Yuste, casi en el centro de la Vera, próximo a Jarandilla,
noticias de la comarca, de un propio del lugar, en lo que vino a conocer, entre otras cosas, que estaba poblada de un gran bosque de castaños y robles, y que en los claros, que una epidemia padecía el castaño, "principal hacienda de todo aquel territorio y la subsistencia de sus pueblos", dejaba, los lugareños comenzaban a cultivar el pimiento, plantando en algunos sitios viñas y olivares para poder subsistir. Aquí tenemos el gusano, la plaga de langosta, a cuyo conocimiento venimos por estos dos libros, cuyos autores lo toman por tan diversos motivos y en tiempos diferentes; plaga, cuyos perniciosos efectos va a dar origen a los caminos de Sopetrán desde la Vera a Guadalajara, durante varios siglos, que según el libro de Heredia se desencadena en 1374 y continúa sus estragos en 1778, según constata Antonio Ponz en su viaje, no aparece en otro manuscrito de fecha intermedia entre ambos, 1573, de un médico placentino, Luis de Toro, "Descripción de la Ciudad y Obispado de Plasencia", y que otro médico placentino, Marcelino Sayáns Castaños presenta y comenta en una versión bilingüe, latín del manuscrito original y su versión al castellano, en 1961. En esta "descripción", nada se dice de la plaga sino, muy al contrario, destaca el carácter paradisiaco, de la comarca en general y de Jarandilla en particular. "Y tiene en aquél distrito (Plasencia, pues el Obispado lo divide en cuatro Plasencia, Trujillo, Medellín y Mérida) el conde de Oropesa, la villa de Jarandilla, fertilísima ciertamente y muy amena, sobresaliente por su agua, castañas e higos, y abundante en toda clase de frutas; en la villa está "el palacio suntuosísimo en el cual el mismo Emperador Carlos V, gloriosísimo Emperador de los romanos se deleita antes de su ingreso en el monasterio de Yuste". Cita otros pueblos veratos al mismo tenor: "Tiene también el amenísimo pueblo de Garganta la Olla"; "la villa de Pasarón, en ningún caso la más pequeña de los pueblos veratos, muy abundante en higos y con viñas muy fértiles". Esta falta de mención a la plaga, pudiera deberse, bien a que hubiera remitido, supuesto que hubo un milagro un par de siglos antes, aun rebrotara después, o a que no quería poner una nota negra en la descripción que del Obispado hacía para el nuevo prelado que iba a tomar posesión de la sede, a la sazón, D. Martín de Córdoba. Hago esta digresión, recogiendo la acentuación de las descripciones paradisiacas de la comarca de la Vera y de la villa de Jarandilla, para profundizar el sentido de calamidad que para los naturales de aquella villa tenía la plaga, no solamente por lo que de plaga tenía, sino de destrucción de paraíso en donde vivían tan regaladamente con la amenidad de los árboles, las aguas, la frondosidad de los lugares y la abundancia y variedad de frutos. Que su pérdida les puso en el trance extremo de impetrar el favor del Cielo, por mediación de la Santísima
Virgen y estar dispuestos a cumplir su voto. Como así fue durante cuatro siglos. Y aún hoy, aunque privadamente. Pero retomemos el origen, que viéndose los vecinos de la villa de Jarandilla tan maltratados y lastimados por la plaga y que juntando mucha gente para cortar la langosta no la podían consumir. Y buscando otros remedios humanos para ésta y la otra plaga del gusano no bastaban, acudieron a lo divino. En concejo abierto hicieron voto de dar cada año a Nuestra Señora un cirio de cera, de dos arrobas de peso, aunque por olvido general o porque Dios lo dispuso así, no se determinó en qué iglesia, a qué imagen o santuario de la Virgen había de llevarse. Así que, propuesta la dificultad, resolvieron se dejara a la providencia divina, poniendo el cirio sobre un jumento, al que acompañaría un comisionado, solamente para atenderle a beber y comer a sus horas precisas, y que parando el bruto en uno de tres santuarios de Nuestra Señora de Guadalupe (casi en línea recta al sur, por Navalmoral de la Mata), Monferrate (en Madrid) o Sopetrán (aquí habría que dudar si el de Almoharín, al sur de la provincia de Cáceres, o el del valle de Solanillos, en Guadalajara), se ofreciese de parte de la villa.

Así se hizo. Y en doce jornadas (días, dice el texto de fray Antonio de Heredia) llegó a las puertas de Sopetrán, de Guadalajara, llamó con las patas delanteras en la de la iglesia y entró, parando frente a la imagen de la Virgen sopetrana del valle de Solanillos. De vuelta el comisionado a Jarandilla, hubo gran regocijo, y cada año vinieron a ofrecer el cirio votivo, que pasó a ser cada dos años y al cabo de cuatro siglos, se dejó
de hacer. En Jarandilla erigieron "una magnífica ermita en el siglo XVIII", según dice Jacinto Jaraiz Fernández en su "Novena y Cofradía de Nuestra Señora de Sopetrán" (referida a la de Almoharín), impreso en la tipografía de Sobrino B. Peña, Trujillo, cuyo colofón está fechado en 1924. Quizá la erección de esta ermita jarandillana en el XVIII, desviara el voto cirial (del XIV al XVIII son los cuatro siglos que se menciona como cumplimiento de la ofrenda), pero los jarandillanos han seguido viniendo a Torre del Burgo, término parroquial de la ermita guadalajareña, en grupos familiares o de amigos.

Aún hoy. Cuando yo me residencié en Guadalajara en 1963, una de las primeras cosas que supe de la provincia fue la de que venían de la Vera aquí, a Guadalajara, los de Jarandilla en las fiestas de la Virgen de Sopetrán, fiesta septembrina en ambos lugares marianos.

DE SOPETRÁN A ALMOHARÍN.

Tomando las situaciones geográficas, el Sopetrán que se menciona como uno de los tres Santuarios donde presumían los jarandillanos que podría pararse el jumento con su carga de cera, Guadalupe, Monferrate o Sopetrán, cabe aventurar fuera el de Almoharín, a distancia de Jarandilla poco más que de Guadalupe y dentro de un ámbito territorial de razonable conocimiento y dimensiones abarcables para la época. Tal vez a ocho o diez leguas de Medellin, Don Benito, Villanueva de la Serena, Guareña, por el sur; al norte, Montánchez y Valdemorales; Escurial y Miajadas (en la actual autovía N-V) al oeste; Arroyomolinos y Alcuéscar al oeste.

Este Sopetrán de Almoharín, según Jacinto Jaraiz Fernández, en su citada "Novena y Cofradía de Ntra. Sra. de Sopetrán" fue fundada por el propio Aly Maymon, después de erigir el del valle de Solanillos en Guadalajara. Vino, dice, a refugiarse de la persecución de su padre, el rey moro de Toledo, con un ejército de cristianos y moros conversos para su defensa. Este es el triángulo de los caminos de Sopetrán en la tradición mariana: Jarandilla, Almoharín, Guadalajara, más el viaje de Aly Maymon a Roma. En cuanto a las apariciones de la Virgen, en ambos casos y lugares, Almoharín y Guadalajara, tan distantes entre sí, lo fueron sobre una higuera. Y la higuera es (en Jarandilla de la Vera no hubo aparición) un árbol emblemático de la Vera.

EL CAMINO AMERICANO.

He mencionado Medellín en proximidad a la ermita o santuario de Sopetrán, en Almoharín, por el sur; pues bien, junto a otro Medellín, próximo al Medellín de Colombia, alguien llevó el nombre y advocación de Sopetrán a América, fundando un pueblo y plantando la devoción sopetrana, en este caso Virgen negra: La Morena de Sopetrán. "La Virgen más bonita de Colombia", dice Julie Sopetrán en un artículo de prensa en "Nueva Alcarria" (20-XI-92) periódico que aparece dos días por semana (lunes y viernes) en Guadalajara, de difusión provincial. Sopetrán, de Colombia, en el corazón de Antioquia, con paisaje de cafetales, pastos naturales, árboles frutales, huertas, fincas dedicadas a
la ganadería, compone otro paraíso como el de la Vera cacereña. La fundación, seguramente en tiempos ya de la colonización, pudo serlo por algún extremeño de los sopetranes de Almoharín o de la devoción jarandillana; o bien, obra de algún alcarreño, pues de Guadalajara fueron gobernadores y adelantados de la América del Sur. Del Perú, concretamente, lo fue don Juan Manuel Mendoza y Luna, desde 1607 a 1615, de cuyo gobierno (y vida) nos da cuenta Antonio Herrera Casado en su "Gobierno americano del Marqués de Montesclaros" en edición de la Institución "Marqués de Santillana", Guadalajara, 1990. El virrey Mendoza; que también lo había sido de Nueva España (México). Igualmente, hubo monjes ilustres e influyentes, como Fray Pedro de Urraca, un alcarreño en América, que coincidió en Perú con el Marqués de Montesclaros, según historia Celia Ferrer Tévar en "Un alcarreño en América: fray Pedro de Urraca", editada por la Institución "Marqués de Santillana", Guadalajara, 1988. Urraca, natural y criado en Jadraque, villa a pocas leguas de monasterio y ermita de Sopetrán en el valle de
Solanillos, y el camino de Soria, en la vía romana y más tarde en el llamado Camino Imperial de Aragón, uno de cuyos indicadores pude contemplarse en una casilla de camineros hasta los años 80 de este siglo, que se hallaba situada en la glorieta de direcciones a la entrada del puente sobre el Henares en el barrio de la estación de Guadalajara, junto al bar "Segoviano", en una esquina redondeada de donde parte la carretera de Fontanar a Tamajón. Camino que, luego, los viajeros del XVIII y siguiente nos lo situaron por el espinazo de la Alcarria. Este otro camino, el camino americano, está poco conocido, pues Julie Sopetrán, aunque habla de los comienzos del Sopetrán de Colombia no concreta ni la fecha ni los fundadores, ni cómo se instala la advocación sopetrana, ni por qué negra. Este camino ha sido inquirido por Julie Sopetrán con motivo de la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América, y lo anduvo telefónicamente y mediante intercambios epistolares. No hará falta señalar que estos territorios colombianos estaban dentro del Virreinato del Perú, que abarcaba desde el estrecho de Panamá hasta la Tierra del Fuego, todo Chile abajo.

CAMINOS DE ANDAR POR CASA.

Con el paso del tiempo comienza a tejerse una tupida red de caminos romeros o devocionales en todo el ámbito comarcal de Sopetrán, con centro en el valle de Solanillos. Y así lo enumera fray Antonio de Heredia en su Historia del Monasterio, con distancias, fechas y ocasión.

La villa de Brihuega (tres leguas) viene en procesión a esta Ermita desde 1358.

La villa de Hita (media legua) por haber bajado la Virgen Nuestra Señora del Cielo a la tierra en su término, desde tiempo inmemorial, la víspera de la Asunción. Ofrenda un cirio.

La villa de Torija (una legua) hasta 1657, que el arzobispo de Toledo mandó que se evitasen las procesiones que excediesen de cada parroquia o de media legua, en 1652.

Atienza (siete leguas), villa que en 1590 tenía 500 vecinos y en ese año se averiguó que solamente quedaron cuatro porque todos los demás habían venido en procesión a Sopetrán.

Uceda (cinco leguas), villa de la que dice que tuvo también la misma devoción que Atienza.

Guadalajara (tres leguas) solía venir muchos años y con gran devoción.

Y abreviando, indiquemos Trijueque (una legua), Fuentes (dos leguas), Valdeavellano (tres leguas), Membrillera (tres leguas añadiendo como muy devotos los lugares de Muduex, Valhermoso, Gaxanejos, Utande y Ledanca. Y se extiende a Valdearenas, San Galindo, Montarrón y al entorno más próximo: Cañizar (media legua), Ciruelas (una legua), Rebollosa (tres cuartos de legua), Heras de Arriba (un cuarto de legua) y Torre del Burgo, el más cercano y feligresía del convento, que, para administración de los Santos Sacramentos, ponen en él un monge.

Intrincada red de caminos entre estas poblaciones más o menos comarcanas, todas actualmente en el mapa y vivas.

CAMINOS DEL SIGLO XX.

Sopetrán es un lugar muy ameno. Praderas, arboleda, fuentes, frutales, aves canoras, corre el río Badiel, es fresco y disfruta de sosiego. Es bien frecuentado en primaveras y veranos para solaz de descansos y recreo de ocios. A su fuente vienen a recoger agua desde puntos alejados, con garrafas (de plástico) y en coche (automóviles). En septiembre la romería y el otoño templanza. De alguna manera, Jarandilla de la Vera ha mantenido permanente contacto caminero con Sopetrán. Ya he dicho que ésa fue una de las primeras noticias que yo tuve en 1963 cuando vine a vivir a Guadalajara. En alguna ocasión como romería organizada, en otras grupos familiares o de amigos. Actualmente, los extremeños residenciados en Guadalajara (superan los tres mil quinientos) ofrecen
una romería a la Virgen de Sopetrán, que la consideran extremeña, el último domingo del mes de mayo, organizada por su Casa Regional. Se desplazan en coches desde la capital alcarreña, se instalan en las praderas, junto a la ermita, suben y bajan en andas la imagen sopetrana desde la iglesia del pueblo a la ermita, donde la cantan y la bailan ataviados con los trajes típicos de Extremadura. La cantan una misa al aire libre, misa extremeña con su propia rondalla y cuerpo de baile, y se desparraman luego por entre la frondosa arboleda, desplegando manteles y avituallando mediodías. Suben a la Virgen por la tarde y vuelven a sus hogares alcarreños después de haber vivido durante la jornada sus lugares de origen: la Vera, Medellin, Mérida, Campo de la Serena, Tierra de Barros. Caminos que no paran.


BIBLIOGRAFÍA.

ABASCAL PALAZÓN, Juan Manuel:
Institución "Marqués de Santillana". Guadalajara, 1982. Vías de comunicación romanas de la provincia de Guadalajara.
CRIADO DE VAL, Manuel: Teoría de Castilla la Nueva. Editorial Gredos. Madrid, 1960.
FERRER TÉVAR, Celia: Institución "Marqués de Santillana". Guadalajara, 1988. Un alcarreño en América: Fray Pedro de Urraca.
HEREDIA, Fr. Antonio de: Imprenta Bernardo de Hervada. Madrid, 1676. Historia del Illmo. Monasterio de Nta. S0 de Sopetrán.
HERRERA CASADO, Antonio: Institución "Marqués de Santillana". Guadalajara, 1990. El gobierno americano del Marqués de Montesclaros.
JARAIZ FERNÁNDEZ, Jacinto: Tip. Sobrino B, Pena. Trujillo, 1924.
Novena y Cofradía de Ntra. Sra. de Sopetrán.
PONZ, Antonio: Viajar por Extremadura. Publicación facsímil del Tomo VIII del "Viage de España", de dicho autor, en su segunda edición, que, como la primera en 1778, la hizo D. Joaquín Ibarra, impresor de Cámara de S.M. Madrid, MDCCLXXXIV. Biblioteca Popular Extremeña, Universitas Editorial. Badajoz, 1983.
SOPETRÁN, Julie: Artículo de prensa publicado en "Nueva Alcarria", periódico de Guadalajara, el 20-XI-92. El Sopetrán de América.
TORO, Luis de, (ms. 2.650 de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca, fechado en 1573). Versión al castellano presentada y comentada por Marcelino Sayáns Castaños. Imp. "La Victoria". Plasencia, 1961. Descripción de la Ciudad y Obispado de Plasencia.
UNIÓN ACADÉMICA INTERNACIONAL (Comité Español): Hoja
M-30: Madrid. Caesaraugusta Clunia. Imp. Instituto Geográfico Nacional (CSIC-MOPT-M1 Cultura). Tabula Imperii Romani.

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