MARTÍN ÁLVAREZ GALÁN, HISTORIA Y LEYENDA DE UN HUMILDE SOLDADO EXTREMEÑO EN LA BATALLA NAVAL DEL CABO DE SAN VICENTE, 14-2-1797
Cuando hablamos de Extremadura, de su Historia, de sus hombres, casi siempre aparecen como sus símbolos más representativos los nombres de aquellos fabulosos titanes que durante los siglos XVI y XVII fueron capaces, tan solo con su esfuerzo y tesón, de conquistar para la corona española inmensos territorios en desconocidas y peligrosas tierras al otro lado del mar.
Naturalmente, no voy a ser yo, que me siento muy orgulloso de ser extremeño y que, naturalmente, asumo con gusto y responsabilidad lo bueno y lo menos bueno de su historia, quien reniegue de aquellos hombres que en palabras de Fray Bartolomé de las Casas, hicieron las hazañas más grandes jamás vistas por todos los tiempos, pero quisiera matizar, como acertadamente lo hace el profesor Víctor Chamorro en su libro Extremadura, afán de miseria, algunas apreciaciones sobre estos héroes, que más que ayudar a conocer realmente Extremadura y sus circunstancias históricas y sociales de cada momento de su larga y ajetreada historia, la desvirtúan o la dirigen hacia otros parámetros completamente opuestos y en muchos casos dañinos o, cuanto menos, la orientan hacia intereses espurios.
Nos dice el profesor Chamorro al respecto que: alrededor de estos titanes se tejió una brillante leyenda aderezada con todas las especies heroicas al uso. Pero es preciso decir que estos caudillos legendarios no se representaron más que a ellos mismos. Constituyeron prototipos individuales de valor, ambición y cuantos adjetivos quieran añadirse. Luego les mitificaron para crear con sus hazañas una falsa síntesis de extremeñismo: idiosincrasia particular y forma de ser que nos distingue. Pero entre ellos y la mayoritaria representación de porquerizos, pastores, vaqueros, pequeños ganaderos, braceros y yunteros, parados y pedigüeños, no existe el más leve hilo conductor. (pág. 111)
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