miércoles

DÍA DE EXTREMADURA EN MADRID

2 – 3 DE OCTUBRE DE 2010
EN EL TEATRO FEDERICO GARCÍA LORCA DE GETAFE.
HOMENAJE AL PRIMER CENTENARIO DEL NACIMIENTO
DE DON ANTONIO RODRÍGUEZ-MOÑINO

Antes de comenzar oficialmente el acto, como muestra de agradecimiento, quisiera nombrar a las autoridades que nos acompañan, que realzan al valor de este encuentro de extremeños en la Comunidad de Madrid y concretamente en la Villa de Getafe.
Excmo. Sr. D. Pedro Castro, Alcalde de Getafe.
Excma. Sra. Diputada por Cáceres D.ª Alicia Domínguez, responsable de Imprenta y Boletín Oficial.
Excmo. Sr. D. Francisco Fernández Marugán, Diputado por Badajoz.
Representante del Excmo Ayuntamiento de Alcorcón, Concejal D. Antonio Elviro.
Presidente de la Federación de Casas Regionales en Madrid, D. Juan José Cantalapiedra.
D. Pedro Aparicio, Pte. de la Casa Regional de Extremadura en Getafe y Vocal del Consejo de Comunidades, y, naturalmente, nuestro homenajeado en el día de hoy, el Ilustrísimo Sr. Concejal de Cultura del Excmo Ayuntamiento de Getafe, D. José María Vázquez Montalbán.

A todos ellos, a los Presidentes de las demás Asociaciones extremeñas y a todos los socios y amigos que nos acompañan, en nombre de los miembros de la Junta Directiva, a quienes aprovecho para felicitarles por su encomiable trabajo, muchas gracias por vuestra presencia y por vuestro apoyo, tan necesarios para el desarrollo de las actividades de esta Federación.

No puedo dejar de agradecer, especialmente, la ayuda que el Excmo. Ayuntamiento de Getafe, representado hoy por su Alcalde y varios miembros de la Corporación Municipal, nos ofrece, una vez más, al colectivo extremeño, cediéndonos estas magníficas instalaciones, haciendo tan fácil nuestra tarea de difusión de la cultura de nuestra tierra.

Queridos amigos: largo y lleno de dificultades ha sido el camino para quienes dejamos atrás la tierra que nos vio nacer, hasta llegar a estos momentos actuales donde recogemos los frutos de tanto trabajo, de tanto sufrimiento, desde aquellos fatídicos años 50-60 del pasado siglo.

En esta conciencia por lo perdido descubrimos que un hombre sin su tierra no es un hombre, es un ser trasplantado y roto. Y una tierra sin sus hombres es una madre agonizante. El hombre y el árbol pertenecen a la tierra que los vio nacer. Si se les trasplantan, aunque sea a mejor tierra, serán otra cosa, pero no serán los mismos. Así debemos comprender que Extremadura es más que un nombre, más que una tierra. Hemos de comprender que Extremadura es un regazo fértil para nacer, para vivir, para morirse. Hemos de comprender, en fin, que la tierra de nuestros muertos tiene que ser también la tierra de los vivos. Y hemos de volver para hacerla habitable, ya lejos de divisiones ancestrales. Y los que no podamos volver, en las ciudades de recibo, hemos de empezar a hablar de Extremadura con orgullo. Con el orgullo legítimo de sabernos una raza, mezcla de todas las razas, sabia y sobria, capaz siempre de renacer de sus cenizas. Y los extremeños de dentro y los de fuera debemos así entenderlo. Y debemos entender, que todos juntos ganaremos el futuro, un futuro, que si queremos, debe estar lleno de la esperanza de que todos juntos estamos ganando este presente ilusionante. De esta nostalgia por la tierra, del deseo ferviente por no perder nuestras raíces, fueron naciendo, al ritmo que crecían las grandes poblaciones de los cinturones industriales de las ciudades españolas, las Casas de Extremadura, lugares de encuentro donde desvestirse de soledades, en un principio, y lugares de reunión y convivencia en estos últimos años, desde donde los extremeños recordamos nuestra tierra, reivindicamos nuestra cultura, recuperamos nuestras costumbres ancestrales, sin dejar por ello de sentirnos solidarios con los pueblos que nos dieron acogida, en donde hoy vivimos con nuestras familias y en donde nos sentimos partícipes de su diario quehacer político y social.

Mucho han cambiado estos pueblos receptores, principalmente desde la proclamación de la Democracia. La llegada a los Ayuntamientos de una nueva clase social, muchos de cuyos componentes eran hijos de emigrantes, significó una total ruptura con el pasado y una apuesta por el futuro en las nuevas formas de convivencia. Lo que anteriormente era pobreza y marginación de los más desfavorecidos, con los años, se fueron convirtiendo en ciudades más acogedoras, más sociales y participativas, donde la protección al ciudadano, en todos los ámbitos de su vida, se convirtió en el primer objetivo de las nuevas corporaciones municipales: las viviendas fueron de mayor calidad, florecieron los colegios, los centros de salud, las bibliotecas públicas, los parque y lugares de ocio, ensanchando hasta el infinito el campo de la Cultura. En resumen, el ciudadano se hizo se hizo dueño y beneficiario de un mundo hasta esos momentos fuera de su alcance.

Este “Día de Extremadura en Madrid”, es, como cada año, un homenaje a aquellos hombres que, encontrando una nueva tierra donde fundar sus hogares, no quisieron nunca perder sus señas de identidad. Un encuentro entre paisanos que, hoy sí, tienen todos ellos un punto común de referencia: una tierra, la extremeña, más rica, más desarrollada, más culta y mucho más unida que cuando salieron.

Pero también este día es un homenaje a quienes nos ayudaron a superar nuestras limitaciones, nuestro fracaso como pueblo; a aquellos que nos tendieron sus manos amiga y comprendieron que el esfuerzo de aquellos hombres, movidos por la necesidad más perentoria de sobrevivir, fueron decisivos en el desarrollo de las nuevas ciudades, del enriquecimiento de una sociedad a la que prestaron sus brazos, sus conocimientos, conforme fueron haciéndose ésta más justas, más democráticas.

Y, sobre todo, y en un día como hoy, queremos que sea un homenaje a los Ayuntamientos, a sus Alcaldes y Concejales, que a su llegada a los nuevos Ayuntamientos, hicieron suya la idea de una sociedad más equilibrada, más participativas y que se esforzaron en ayudar a los colectivos de emigrantes, que hasta esos momentos eran grupos marginales sin ningún peso en la sociedad de la que eran parte importante. Si hace unos años le entregamos nuestra Encina de Oro al Excmo Sr. Alcalde de Getafe, D. Pedro Castro, como muestra de agradecimiento por su impagable ayuda a la Casa Regional Extremeña en esta querida ciudad que acoge a tantos extremeños, hoy queremos refrendar de nuevo nuestro agradecimiento en la figura de su Concejal de Cultura, D. José María Vázquez Montalbán.

Querido José María: Pudiera parecer que este galardón que hoy te entregamos es poca cosa comparada con tus continuas ayudas y desvelos hacia el colectivo extremeño. Pero míralo de otra manera: con nuestra insignia, nuestra Encina de Oro, ese árbol totémico que tantas veces nos recibe con sus ramas como brazos abiertos cuando atravesamos el túnel de Miravete a nuestro regreso a la tierra, va unido el cariño, el agradecimiento de un pueblo, el extremeño en Madrid, que sabe valorar estas ayudas. Somos un pueblo agradecido que siempre estaremos dispuestos a entregar, una vez más, nuestro esfuerzo para engrandecer y ensanchar los espacios de libertad y de justicia, de aquellos pueblos donde nos encontremos. Podéis contar siempre con nosotros.

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