IMPRESIONES DE UN APRENDIZ DE PEREGRINO
(Viaje por el Valle de la Jara y las Sierras de los Ibores)
Son las ocho de una mañana luminosa del mes de julio cuando emprendo el viaje hacia Oropesa donde he de encontrarme con mi amigo y maestro en las artes del senderismo y buen conocedor de la región, Antonio Dávila.
Ya hace unas fechas que Antonio me había invitado a hacer el viaje con motivo de la visita del Presidente de la Asamblea de Extremadura al pueblo de Carrascalejo (Cáceres), con el fin de inaugurar una residencia de ancianos. Nuestro interés principal en este acto oficial y protocolario era entrevistarnos con el Presidente de la Junta de Extremadura para exponerle nuestros proyectos sobre los Caminos Reales a Guadalupe, trabajos de apertura y divulgación que la Asociación de Amigos de los Caminos Reales a Guadalupe, miembro de la FAECAM, viene realizando a pie de campo desde hace más de tres años, entrevista que no pudimos realizar pues el Presidente no hizo acto de presencia, seguramente, señalamos nosotros, para no quitarle protagonismo al recién nombrado Presidente de la Asamblea don Fernando Manzano Pedrera.
Pero realmente, nuestra visita a la Alta Extremadura tenía otra vertiente mucho más interesante, como era el visitar personalmente un nuevo trazado del antiguo Camino a Guadalupe que partiendo desde el mismo Puente del Arzobispo, coincide actualmente con el trazado del nuevo proyecto denominado Tajo Vivo, que desde Albarracín llega hasta Lisboa y en el que están inmersas varias comarcas extremeñas.
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